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En la Edad Media vivíamos bien

Hacia el siglo XIII, según la medievalista Régine Pernoud, fué el momento donde más vivimos el Reino de Dios en la tierra, donde gran parte de los reyes en Europa eran creyentes, donde toda la sociedad quería alcanzar la santidad.

A continuación, algunos extractos de sus libros.

Extractos del libro "La mujer en el tiempo de las catedrales"

(descatalogado, sólo se encuentra con el eMule. Uno de sus mejores libros)

Nos hace ver cuánto el Evangelio nos sacó de la barbarie de la época pre-cristiana (romana y griega incluida) y nos ha dado bienes que ahora consideramos evidentes (no matar a los niños débiles, a las niñas segundas, eliminar la esclavitud, la discriminación de la mujer,...)

Resumen

- La "patria potestad" de los romanos incluía el derecho a matar a los hijos (mataban a los machos débiles y a todas las hembras excepto la primera). La mujer era un objeto durante la república (pág.3). Luego mejoró su situación durante el imperio y sobre todo en el bajo imperio. Idem de los hijos y sobre todo de las hijas: eliminación, matrimonios forzosos sistemáticos. El Evangelio acabó con la barbarie romana al no matar ya a ningún hijo (ni por ser niña ni por nacer enfermo o débil. Cosa que ya defendían los judíos y los romanos no entendían). Como dice que

“Hipócrates plantea como natural el problema de saber "a cuáles niños corresponde criar". Soranos define imperturbablemente la puericultura como el arte de decidir "cuáles son los recién nacidos que merecen ser criados". (…) Séneca consideraba que era razonable ahogar a los niños débiles.”

- Las mujeres mostraron mucho celo en implantar la religión:

- Con el Evangelio (que afirma la igualdad de todos independiente de su sexo y la abolición de la esclavitud), las mujeres llegaron a desempeñar papeles muy importantes en los siglos X, XI, XII, XIII -fueron reinas mandantes, no figurantes, abadesas famosas (como Hildegarda que era consultada por papas, reyes,...), disponían de sus propiedades, etc. En los s. XIV y XV empieza su declive (por ejemplo, dejando de considerarse necesario la educación intelectual de las niñas), y en el s. XVI, y época de Napoleón y siguientes perdieron sus derechos las mujeres. Las religiosas no existían en la antigüedad.

- Los monasterios era donde se enseñaba a los niños (especialmente los femeninos)

- Los primeros hospitales los fundaron religiosas

- Toda la gente europea ilustrada hablaba latín: se carteaban sin problemas desde Irlanda hasta Alemania. Se regalaban copias de libros

- A partir del siglo XVI, destrucción de los castillos y crecimiento de las ciudades, como muestra de la preeminencia del dinero. (Desarrollo del comercio, de la tecnología: chimenea, molino, jabón, botones, cristales de ventanas, forma de uncir las caballerizas,... de la importancia del tiempo, uso de lenguas vulgares, más prácticas a corto plazo)

- Podemos vislumbrar a través de sus escritos cómo la religiosidad alcanza un culmen hacia el s. XI (muchos hablaban latín y viajaban por Europa entendiéndose con todos. Monasterios con 3.000 monjes, miles y miles de monasterios; reyes, nobles, campesinos, todos metiéndose a monje/a, parejas que una vez habían criado a los hijos se metían a monjes, monasterios mixtos (pero sólo juntos en la iglesia, unos a un lado y otros a otro),... y luego lentamente pero en todos los aspectos de la vida se va perdiendo la religiosidad, se va orientando cada vez más la atención a las criaturas, que se materializa en un exceso de refinamiento:

Errores que contienen sus libros:

Arte

hasta el siglo XIII y en la mayoría de los casos hasta más tarde aún, la imagen era en su totalidad de orden religioso, y el único niño a quien se representa es el Niño Jesús; la mujer aparece solamente bajo los rasgos de Nuestra Señora o de personajes bíblicos, (...) Aun cuando en el siglo XIII se represente la vida profana hemos de plantearnos el problema de si no nos encontramos ante figuras simbólicas. A la mentalidad de esa época le resulta más familiar el símbolo que la representación exacta, de primer grado.

Tenga o no un valor alegórico, no hay iconografía que haya detallado con tanta complacencia los gestos familiares, el trabajo manual; aun cuando se trate de representar las estaciones del año, los signos del zodíaco, las virtudes y los vicios, las pinturas e ilustraciones componen una verdadera letanía de movimientos habituales que se inserta en el edificio religioso con una holgura que ya no encontraremos en el futuro; y cuando tenemos en cuenta la mentalidad completamente antinómica sobre este punto que reina en el siglo XVII comprendemos el disgusto que podía inspirar este arte, al que por entonces se denominaba «gótico» con desprecio: campesinos o campesinas calentándose ante la chimenea, hilando la lana, arando, cavando, sembrando, matando un cerdo o podando la viña, hubieran sido inconcebibles en la capilla de Versalles o en Saint-Sulpice.

Idolización de la mujer

La esencia misma del vínculo feudal que relacionaba al señor con el vasallo era un compromiso de fidelidad recíproca, donde uno ofrecía su ayuda y el otro su protección. Una promesa semejante une al poeta con la dama. El término «homenaje» designa también el gesto del vasallo que se arrodilla ante el señor para recibir de él el beso que simboliza la paz, y constituye un compromiso de amor mutuo. De modo que él reconoce en la dama a su soberana; se abandona a su voluntad, y encontrará todos sus goces en cumplirla, aunque eso le haga sufrir. Por otra parte es sumamente significativo que le dé un apodo masculino: la dama es el señor. En cuanto al uso del apodo, aparte de tratarse de una práctica corriente en la época es indispensable para conservar el secreto que se le debe a la dama. Ese secreto que salvaguarda su honor y hace de su amor un tesoro escondido para el poeta.

Esta dama situada tan alto en el espíritu del poeta inspira respeto. Más aún: una suerte de temor reverencial. Es inaccesible; el poeta siempre se humilla ante ella, sea que se trate de una dama de la alta nobleza (aunque en los diálogos de Andrés le Chapelain hemos visto que la «caballería de amor» borra las diferencias sociales) o que el poeta estime infranqueable la distancia que lo separa de ella, debido a la admiración que le profesa.

«La mujer no puede amar al hombre como el hombre ama a la mujer; porque el amor de la mujer está en la punta de sus cejas, en la punta del pezón de su seno, en la punta de la uña de sus pies, mientras que el amor del hombre está clavado en el fondo de su corazón y no puede salir de allí». Corresponde a la mujer insuflar en su compañero el espíritu de cortesía que templará con respeto esa violencia original. Y ha mostrado el «abismo que separa los dos mundos», el antiguo por una parte y el feudal por otra, comparando la enseñanza galante del poeta romano con sus adaptaciones medievales: «uno es erótico, el otro sentimental», para concluir: «Es cierto que la pasión amorosa vive una vida inmortal en el seno mismo de la naturaleza, y no ha permanecido extraña a ninguna raza, a ninguna nación. Pero la fuerza misteriosa que elevó a la mujer al rango de reina, que concibió al amor como un arte, como una filosofía, en fin, como una religión, es el impulso del alma medieval, el espíritu mismo de la Europa románica y cristiana».

Búsqueda de la santidad a todos los niveles sociales

ella no tenía miedo de ponerse la cota de mallas y de combatir a caballo como un hombre: «Ni los caballeros cubiertos con sus mallas ni los soldados armados de venablos la superaban en intrepidez».(...) las dos hijas de Simón de Montfort, cada una en su género, fueron dos mujeres excepcionales, y que si una se prodigaba en amores ilícitos la otra no ponía menos ardor en hacer la guerra.

Estas dos damas son las que un día, todavía en su plenitud, se presentan en Fontevraud, pidiendo humildemente a Roberto de Arbrissel que las admita entre sus monjas.

Si lo reflexionamos, comprendemos mejor que Roberto de Arbrissel haya decidido someter a sus monjes a mujeres dotadas de una personalidad tan poderosa, confiando en que pondrían al servicio de Dios todo el celo y el fervor que habían puesto al servicio de sus pasiones. En el caso de Bertrade no se equivocaba; el cronista Guillermo de Malmesbury escribe que «no tardó en abandonar este mundo, porque sin duda gracias a la divina Providencia su cuerpo delicado de mujer no pudo soportar los rigores de la vida religiosa». Lo cual prueba que en su nueva existencia no fue en absoluto complaciente consigo misma.

(Incluso los jóvenes poderosos abandonaban sus vidas y se metían a religiosos)

Hacían muchas donaciones (más pequeñas y frecuentes que grandes e infrecuentes): los aniversarios, los testamentos, los peregrinajes, las etapas en un camino o en una vida, son ocasión para hacer dones.

lo que preocupa en ese período a los obispos, a los prelados y a los curas no es el divorcio (al que se dedica un solo texto canónico surgido del concilio de Orléans de 533), sino el incesto (de parientes hasta el 7º o 9º grado!!. Pretenden que las familias tengan que abrirse y así preservar la libertad del individuo frente al patriarca o la presión del grupo, ya que el matrimonio fué mucho tiempo un asunto familiar, no individual)

Familia y educación de los hijos

contrariamente a lo que podría creerse la familia «ampliada» es más favorable a la mujer que la familia restringida al solo núcleo de padre-madre-niño. Todas las observaciones que se han llevado a cabo llegan a la misma conclusión: la familia amplia es más propia del campo que de la ciudad. Curiosamente, la vida en el campo, donde las personas están diseminadas en espacios amplios, las lleva a agruparse; mientras que en la ciudad, donde se reúnen muchas personas, éstas tienden a aislarse, a vivir solas o de a dos. (...) El resultado práctico es que aun cuando la madre esté tan absorbida como el padre por el trabajo del campo siempre hay un miembro del grupo familiar que cuida a los niños más pequeños, y éstos se inician temprano en las pequeñas tareas de la vida cotidiana. Es curioso, dicho sea de paso, constatar que los problemas educativos parecen no plantearse en estas familias grandes donde el niño goza de un medio vital propicio para su desarrollo; se mueve en un tejido humano muy diferente del de la vida en colectividad, sea guardería o escuela —y los psicólogos lo reconocen en la actualidad.

Un ejemplo: Dhuoda y el manual que escribe para educación de su hijo

(Que muestra que estaban imbuidos de la Biblia hasta el tuétano pues)

ella nunca se toma el trabajo de contar la historia de los personajes que evoca: basta con aludir sin mayor insistencia al hecho de que Samuel y Daniel jóvenes hayan sido capaces de juzgar a ancianos, de que Jonatán haya sido el símbolo de la fidelidad y Absalón el de la rebeldía. (...) la Biblia es considerada como la Palabra misma de Dios; su revelación es el fundamento de todo saber, de toda doctrina, en un grado insospechado para nosotros. (...) es fascinante para nosotros constatar cómo la Sagrada Escritura impregna su pensamiento.

los consejos de Dhuoda son sorprendentemente positivos. Primero y ante todo: «leer y rezar». Vuelve a menudo sobre este consejo: «En medio de las preocupaciones mundanas del siglo, no dejes de procurarte muchos libros, donde a través de las enseñanzas de los santos padres y maestros puedas descubrir y aprender más de lo que está escrito aquí sobre Dios creador...»

Cabría decir que el recurso a la sagrada Escritura constituye la estructura de todo cuanto se ha dicho, escrito, pensado durante los siglos feudales y medievales. Constituye un fondo donde abrevarse espontáneamente, y sin el cual hay que renunciar a comprender lo que compusieron no sólo los contemporáneos de Dhuoda sino incluso más tarde los de François Villon. (...) no hay en Occidente entre los siglos VI y XV ningún texto que se pueda abordar y comprender cabalmente sin esta clave del lenguaje de la Escritura.

en esa época aprender a leer significa ante todo aprender a cantar; comienzan cantando salmos, después reconocen por escrito los términos que ya son familiares al oído, de acuerdo con un método global que la nueva pedagogía ha vuelto a descubrir en nuestros días.

Preeminencia de la religión en la sociedad

"cuando el señor estaba excomulgado no se celebraban oficios y por consiguiente no se tocaban las campanas" (gran problema social)

Igualdad frente a la justicia: según destacan los especialistas en historia del derecho, los reyes, los emperadores y los barones son tratados como meros particulares por los tribunales eclesiásticos.

Actitud frente a la naturaleza

el cambio radical de actitud frente a la naturaleza, que se ha iniciado desde los comienzos de la evangelización; los tabúes inherentes a todas las culturas pre y también postcristianas que frenaban el desarrollo del campo han caído en desuso: desde las simples supersticiones a las prohibiciones, esta suerte de animismo o panteísmo que reinaba en el mundo rural de la Antigüedad y todavía reina en muchas regiones de nuestro planeta, ha desaparecido; el «dominad la tierra» de la Biblia da lugar a una absoluta libertad del hombre respecto de un contorno que había sido para él fuente de terror.

Alimentación

La base de la alimentación es la carne; es significativo que el término derive de vivenda, víveres; en la mayoría de los molinos, junto a las ruedas de queso encontramos una rueda de mostaza, la única especia, junto con el azafrán, que no hay que importar costosamente de Oriente; la mostaza acompaña invariablemente la carne de buey, vaca, ternero, cordero, y también la carne de aves y la caza. Sólo a finales de la Edad Media la caza se hizo exclusiva de la nobleza.

legumbres, comida habitual de los monjes, las monjas y de los pobres:

Las habas y los guisantes son el plato básico y corriente de los religiosos y de los humildes; sabemos que los guisantes hervidos figuran todavía hoy a diario en la mesa de los países anglosajones o escandinavos; junto con los garbanzos, las lentejas y el puerro intervienen en la preparación de sopas donde se empapa el pan. También los huevos se usan mucho; san Bernardo, que se levanta contra los refinamientos culinarios del siglo XII porque los encuentra exagerados, vitupera a los cocineros que ponen toda su habilidad en «desnaturalizarlos», licuarlos, endurecerlos, reducirlos, freírlos, asarlos, rellenarlos, batirlos.

Tareas cotidianas

Otra tarea cotidiana es la de encender el fuego: en la tarde del día anterior se han reservado en la chimenea algunas brasas cuidadosamente acumuladas bajo las cenizas, que hay que volver a encender. Además hay que ir a buscar agua a la fuente pública, en caso de que la casa no tenga pozo.

Baños

la medicina medieval, cuando los prejuicios respecto de la higiene desaparecían poco a poco. En otro tiempo no vacilábamos en atribuirles la misma falta de higiene de los siglos XVI y XVII, durante los cuales, según sabemos, disminuyó la costumbre de los baños, que en cambio era corriente en los siglos XII y XIII: baño que la gente toma en su casa, en su habitación, o en los baños públicos o de vapor; en París en el año 1292 había por lo menos veintiséis, abiertos todos los días salvo domingos y festivos, y los gritos de los encargados de los baños a primeras horas de la mañana eran uno de los ruidos familiares de la ciudad.

san Jerónimo vituperaba a las religiosas que confunden la santidad con la suciedad. Algunas reglas recomiendan a las monjas que se laven cuanto quieran y necesiten. Aquí y allí hemos recogido los consejos de limpieza dirigidos a las mujeres: lavarse todas las mañanas las manos, los brazos, la cara, cuidarse las uñas y los dientes, mantenerlos «limpios, pulidos y frotados»; lavarse la cabeza con frecuencia, estar bien peinadas; nuestros museos conservan cantidad de peines de marfil, de hueso o de boj.

Extractos de “Histoire et lumière” (en francés)

(O cómo a partir del s.XVI, mal llamado “Renacimiento”, se contempla un declive en todos los aspectos)

Paso de adorar a Dios a adorar el dinero o cómo necesitar el dinero para cualquier actividad diaria lleva a adorarlo

Comparez un château médiéval aux châteaux de la Loire. Les châteaux de la Loire sont des demeures luxueuses, presque toutes commandées par des gens appartenant au monde de la haute finance au XVIe siècle. Ils sont les maîtres et dirigent leurs domestiques. Dans le château médiéval, des personnes de tous les styles vivent dans les mêmes murs. Certains ont autorité sur d'autres, mais tout le monde y a des droits. D’abord le droit d’y vivre. Aux XIe et XIIe siècles, le serf vit dans une tenure dépendante du château. Il peut venir se réfugier au château en cas de danger. Il n’est pas propriétaire de sa tenure, comme le seigneur n’est pas propriétaire du château. Il ne l’a pas acheté. Il l’a reçu en dépôt et doit le transmettre après lui. Il a le devoir de s’en occuper, de le faire fructifier et de veiller aux gens qui y vivent, mais il ne l’a pas acheté et il n’aura pas à le vendre.

Bien sûr, il ne faut pas idéaliser. Quelques-uns ont certainement abusé de leurs droits. Mais il reste que les échanges sociaux ne sont pas fondés sur l’argent. On échange des services. L’usage passe avant la propriété. Derrière cela, il y a toute une conception de la vie, fondée sur le christianisme. Il est reconnu que la vie vient de Dieu. Il est le seul vrai propriétaire. Cela rejaillit sur quantité de domaines. À partir des XIVe-XVe siècles, la société est ébranlée, surtout à cause des catastrophes naturelles. Et la société médiévale s’épuise. Au XVIe siècle, on s’achemine vers le domaine de la propriété privée. Il ne sera vraiment consacré qu’à l’époque révolutionnaire.

Aujourd’hui, nous sommes restés sur le mode de «l’argent roi». Tout est fonction de ce qu’on achète et de ce que l’on vend. Nous gagnerions sans doute à retrouver la conception de la vie «don de Dieu».

Au Moyen Âge, nombreuses étaient les personnes qui traînaient sur les routes. Elles allaient en pèlerinage et vivaient de ce qu’on leur donnait. La société les admettait et se sentait une responsabilité à leur égard. On leur ouvrait des hospices et on leur faisait l’aumône. Tout le monde considérait cela comme normal et ces pèlerins étaient de toutes conditions. Il y avait aussi des pauvres gens, mais il semblait essentiel de leur faire l’aumône. C’était un devoir chrétien et naturel. Comme il est normal aujourd’hui encore de recevoir dans une abbaye ceux qui se présentent.

J’ai consacré dix-huit ans de ma vie à écrire une histoire de la bourgeoisie. Cette dernière a pris le pas sur les seigneurs des temps précédents, en achetant et en vendant. Ceux qui, aux États généraux, prétendaient représenter le peuple, représentaient en fait la classe bourgeoise. Celle qui vend et qui achète. Dorénavant, vendre et acheter va vous donner le droit d’exister et d’être quelqu’un. C’est ce qui donne une valeur à la personne plus que d’être «enfant de Dieu». Au Moyen Âge, le fait d’être des créatures créait une égalité et une unité entre les personnes. Après, on est soit un propriétaire de biens, soit un misérable. Au Moyen Âge, le pauvre représente le Christ. L’expression «pauvre, mais honnête» employée aux XVIIIe et XIXe siècles est significative: il y a présomption de malhonnêteté pour le pauvre… Au Moyen Âge, on lui faisait une place, même s’il était assis en bout de table. À partir du XVIe siècle, on a honte du miséreux et on l’exclut. Le fait de posséder de l’argent a créé des classes sociales et entraîné une fracture.

La société féodale obéissait davantage à l’Évangile. Le spectacle d’une société dans laquelle l’argent n’a pas le premier rôle devrait être instructif pour nous: cela permettrait de rétablir des relations qui ne soient pas exclusivement fondées sur le maniement de l’argent.

Auge y declive del respeto a la mujer

aux VIe et VIIe siècles, puis à l’époque de l’âge féodal, du Xe à la fin du XIIIe siècle: quatre cents ans de grand épanouissement, où la femme jouait vraiment le premier rôle. Elle pouvait régner. Rappelons-nous Aliénor d’Aquitaine et sa petite-fille, Blanche de Castille, deux reines d’une valeur exceptionnelle. À cette époque, la France était une marqueterie de domaines dirigés souvent par une suzeraine.

(…) C’est le droit romain qui a écarté la femme du pouvoir. Et les Français se sont enthousiasmés pour ce droit à partir des XIVe et XVe siècles. En 1593, un arrêt du parlement de Paris interdit à la femme toute fonction dans l’État. Puis, sous les règnes de LouisXIV, LouisXV et LouisXVI, «tous vos Louis» comme disent les Japonais, la place de la femme fut réduite à zéro. Seule exception, la courtisane ou la maîtresse.

No distinción entre artistas y obreros artesanos hasta el s.XVI

À partir du XVIe siècle, il y a un décalage total entre celui qui fait le gros œuvre et l’artiste. (…) Si vous lisez Léonard de Vinci, vous verrez qu’il a le plus grand dédain pour celui qui fait le travail ordinaire. On méprise celui qui entasse les pierres, fait les voûtes ou creuse les fondations. Pendant tout le Moyen Âge, l’art désigne seulement la manière de faire. À partir du XVIe siècle, naît l’ouvrier, le travailleur manuel pour lequel on n’éprouve désormais que mépris. En revanche, l’artiste est entouré, flatté et considéré. Chaque coup de ciseau, ou mieux de pinceau, lui attire la richesse alors que l’artiste médiéval ne se détache pas de la foule des bâtisseurs.

(en el arte de aquel tiempo se encuentra simultáneamente)

le sens littéral, celui de l’histoire; le sens moral, soit l’enseignement qu’on en peut tirer; le sens allégorique par lequel on l’applique à la vie mystique; le sens anagogique enfin, qui porte à chercher des fruits menant à une vie en Dieu.

Eliminación por el cristianismo de la barbarie del derecho romano

à cette époque, le père de famille avait droit de vie et de mort sur ses enfants. Il ne gardait en général qu’une fille. On appelait cela pudiquement; «la disparition forcée des cadettes». En revanche, les chrétiens de l’époque gardaient tous leurs enfants. Cette horreur a duré jusqu’en 390, quatre-vingts ans environ après la reconnaissance déclarée de l’Église. Le Sénat a fini par interdire «la disparition forcée des cadettes».

Limitación de la barbarie de la guerra gracias a la Iglesia

En cette fin du Xe siècle, les invasions cessent et on aborde une période de paix. Quelle est la réaction immédiate des gens de cette époque? Les institutions de paix. Sous l’impulsion des évêques, mais avec l’accord des seigneurs et des dames, les évêques font prêter serment de respecter la «paix de Dieu». Pour la première fois dans l’histoire, on distingue la population civile et les combattants. La «paix de Dieu» est jurée dans les conciles. Elle implique que le combattant ne s’attaque ni aux clercs, ni aux femmes, ni aux paysans. Auparavant, on se battait en tuant tout le monde et ceux qui restaient étaient emmenés en esclavage.

Apparaît ensuite la «trêve de Dieu», à la fin du Xe siècle: elle a été instituée par des évêques en présence de suzerains et suzeraines. Elle interdisait de se battre pendant certaines périodes de l’année comme le carême, l’avent, le samedi et le dimanche. Si bien qu’il était illicite de se battre du mercredi soir au lundi matin. Il ne restait plus que trois jours, ce qui restreignait les combats. On considérait que, si une bataille était perdue un dimanche, c’était une punition de Dieu.

À partir du XIe siècle et pendant tout le XIIe siècle, la chevalerie va se développer. Le chevalier faisait le serment de se servir de son épée uniquement pour défendre le faible. C’est une exigence de dépassement extraordinaire. La femme y a joué un rôle non négligeable, puisque c’est elle qui remettait son épée au chevalier.

Les chevaliers sont les ancêtres des instances de paix qui sont nées au XXe siècle.

Extractos de: Para acabar con la Edad "Media"

"El Renacimiento es la decadencia" Henri Matisse

p.28 "Si los hubiera conocido , me habría evitado veinte años de trabajo", decía al salir de la primera exposición de frescos románicos hecha en Francia, poco después de la guerra de 1940. Y es del todo evidente que el genio de un Matisse se expresaba de modo muy distinto que el de los pintores románicos, pero el conocimiento de las pinturas románicas le habría aportado precisamente esa libertad interior que sólo había podido conquistar poco a poco y contra lo que le habían enseñado.

p.35 "el color que animaba antaño a la obra entera, aunque fuese toda una catedral, tanto en el exterior como en el interior"

(las iglesias estaban pintadas de vivos colores, igual que los templos griegos. No como ahora los vemos, todos de color piedra)






Benditos médicos del seguro (en España) que recetan esto.

En España se puede comprar agua de mar en casi cualquier dietética (por ejemplo, esta), en farmacias (más cara), y en algunos supermercados como éste.

O en esta panadería ecológica que hace el pan con agua de mar y también la vende.

Rezar el Rosario (mejor en latín) es el último y único recurso que nos queda.
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